EL ORGANILLO

Los organillos y organilleros/as son parte del paisaje sonoro de nuestros barrios, una tradición urbana de la cultura popular que tiene más de 160 años en nuestro país, donde adquirió características únicas en relación a la práctica en comparación a otros países de Latinoamérica y Europa. Estos reproductores de música mecánica, de origen ítalo-germano, arribaron desde Europa a Chile en la segunda mitad del siglo XIX, principalmente organillos Harmonipan, con instrumentos de flautas, de rodillo o cilindro, cada uno con la capacidad de hacer sonar ocho canciones distintas, generalmente canciones populares de época, un repertorio de valses, foxtrot, tangos, pasos dobles, etc. En Chile el oficio del organillero se desarrolló con características propias permitiendo entre otras cosas el surgimiento del chinchinero, percusionista danzante único en el mundo, como también el desarrollo de la juguetería en papel asociada a este oficio.

El apogeo de los organillos en Chile fue durante la década del 30 existiendo más de 200 organillos en el país, según relatos de cultores, los cuales con el tiempo se fueron deteriorando, perdiendo muchos ejemplares a tal punto que esta práctica tuvo el riesgo de extinguirse, lo cual se contrarresto tras un lento proceso de restauración y reconocimiento de sus cultores y oficio a partir de la década de los 90 a la fecha.

En la actualidad, con marcadas diferencias en cuanto a su práctica, Chile y México son los mayores exponentes de este oficio, extinto en Europa post segunda guerra mundial, y que cada vez más llama la atención de coleccionistas, investigadores y público en general, como se puede evidenciar en las diversas versiones del circuito de festivales de organillos que se desarrollan en Europa hace ya varias décadas, entre los principales, el “Klang & Orgel Festival” de Waldkirch (Alemania), “Internationales Drehorgelfest de Berlín”, entre otros, donde el espectador solo por medio de representaciones de coleccionista puede acceder a esta manifestación, a diferencia de lo que ocurre en Chile donde persiste como una práctica viva al igual que México.